Construcción 2023: El nuevo paradigma y las proyecciones

La pandemia por el Coronavirus, afectó notablemente a la industria de la construcción.

Obras paralizadas, aumento de precios de insumos y falta de previsibilidad son algunos de los ejes de esta crisis. ¿Pero es un problema solo del sector? No del todo. Y aquí trataremos de ver por qué. 

Contexto económico desfavorable para la construcción

El contexto económico mundial y nacional no brindan la previsibilidad que la industria de la construcción necesita a la hora de delinear presupuestos. En este sentido, las proyecciones que las empresas plantean en el estudio de sus obras y contratos, suele cambiar durante la ejecución de los trabajos. Esto empuja a las compañías a perder dinero o, en el peor de los casos, a la quiebra de las mismas. 

Por otra parte, las altas tasas de interés también “afectan el financiamiento de las constructoras y de los usuarios finales de los proyectos, lo que repercute en las ventas del sector inmobiliario”, tal como indica  The Wall Street Journal.

Esta situación es similar en el resto de Latinoamérica. En el caso de Colombia, el Centro de Estudios Económicos Anif, advirtió que la industria de la construcción no está pasando por su mejor momento. Los especialistas vinculan este proceso a la inflación y sus efectos sobre el costo de las materias primas. 

Hasta septiembre de 2022, el nivel de la construcción en México estaba 7.7% por debajo de los números de pre pandemia, y el nivel de producción continúa estancado desde inicios de 2021. Fuente:  Cluster industrial

¿Por qué aumentan los precios de insumos para la industria de la construcción?

Tras la pandemia las compañías que comercializan insumos para el sector de la construcción debieron aumentar fuertemente sus precios. Esto se debe a: 

• Problemas de abastecimiento.
  
  

• Aumento del costo de transporte y de combustibles.
  
  

• Alta volatilidad en el tipo de cambio.
  
  

•  Aumento de los costos financieros derivados de las alzas de tasas del Banco Central.

Este cúmulo de razones generaron, por ejemplo, que los despachos de cemento en Chile retrocedieran un 13,5% entre enero y septiembre de 2022. 

Más datos sobre la crisis de la industria de la construcción 

• Según un estudio de la Universidad de Talca, 244 compañías chilenas declararon la quiebra entre 2021 y el primer semestre de 2022. Este dato se vuelve mucho más alarmante si vemos la tendencia creciente: en el primer semestre de 2021 quebraron 58 empresas; en el segundo, 76, y en los seis primeros meses de 2022, 110.
  
  
• Para la Cámara Chilena de la Construcción, la caída en la inversión para 2023 será del 5,3%.
  
  
• Recién en noviembre de 2022, la contratación de mano de obra registró un aumento, luego de 7 meses consecutivos de recesiones. El incremento fue del 1,9%. 

Construcción en 2023: Las proyecciones

Lo primero que se debe hacer para enfrentar la crisis del sector es reconocer y mirar los problemas existentes. Problemas que, en la mayoría de los casos, no dependen específicamente de la industria de la construcción, sino al contexto macroeconómico del país en particular y Latinoamérica en general. 

Entonces, surge una pregunta clave: ¿Se pueden pensar políticas específicas para la industria de la construcción? La respuesta es gris. Por un lado, sí es necesario hablar de respuestas y soluciones orientadas hacia este rubro, pero lo cierto es que, para mejorar las cifras de recesión, se debe mejorar la situación de todos los sectores productivos. 

Si no hay un cese en el aumento del precio de los combustibles, será difícil que no se incrementen los costos totales de un proyecto de construcción. Y este es solo uno de los tantos ejemplos que se pueden dar. 

Por otro lado, cabe otro interrogante: ¿Qué se hará con las empresas que cerraron? 

Recordemos que estamos en un contexto en el que el mayor porcentaje de empresas quebradas en Chile, desde inicios de 2021 hasta finales del primer semestre del 2022, pertenecen al sector de la construcción. En este marco, las empresas constructoras piden ajustar los costos de las obras cuyas proyecciones han quedado atrasadas, en el marco de un proceso inflacionario. De esta forma, la pérdida de la inversión sería mucho menor y menos riesgosa. 

Nuevos desafíos 

De cara al 2023, “es importante dinamizar la inversión en infraestructura permitiendo el desarrollo de nuevos proyectos que otorguen oportunidades de crecimiento a las empresas”, señala The Wall Street Journal. En este marco, las relaciones entre el sector público y el privado podrían ayudar a potenciar al sector y a atraer inversiones. Esto es fundamental de cara a un 2023 que podría ser adverso, teniendo en cuenta que el FMI proyecta una caída de 1% del PIB de Chile para ese año.

A la crisis hay que enfrentarla con innovación, esfuerzo en equipo y sumando nueva tecnología. Sin embargo, la buena voluntad de las empresas de la construcción por sí sola no basta. Se necesita de políticas públicas articuladas que generen un mejor ambiente para la recuperación de las empresas golpeadas, el desarrollo de las que siguen adelante y el nacimiento de nuevas compañías. 

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